Villavicencio

En cada curva y en cada rincón de la Reserva Villavicencio nos volvemos testigos de la expresión más pura de la naturaleza.

Desde 2012 Martín es guardaparques de la Reserva Villavicencio. Amante de la naturaleza y la fotografía, Martín recorre cada día la reserva en busca de tomas únicas.

Los imponentes jardines del Hotel Villavicencio fueron históricamente un espacio de recreación rodeado de naturaleza para los huéspedes del hotel que se quedaban por largas estadías. Fue diseñado por el emblemático estudio Carlos Thays y embellecido con especies exóticas de árboles acorde a un paisaje alpino europeo. Hoy, a pesar de haber sido restaurado en 1996, mantiene su diseño original.

David es el jefe de los guardaparques y trabaja en la Reserva Villavicencio desde 2011. Para él, cuando se trabaja en un medio natural, todos los días son distintos y maravillosos. Le encanta estar en contacto con el público y algo que le da una gran satisfacción es saber que sus esfuerzos para conservar el medioambiente harán que en el futuro otras generaciones puedan disfrutar y aprender de la naturaleza.

En cada curva y en cada rincón de la Reserva Villavicencio nos volvemos testigos de la expresión más pura de la naturaleza.

Desde 2012 Martín es guardaparques de la Reserva Villavicencio. Amante de la naturaleza y la fotografía, Martín recorre cada día la reserva en busca de tomas únicas.

En el interior de la montaña, el agua Villavicencio pasa por un proceso de filtración natural mientras selecciona los 30 mejores minerales.

Los imponentes jardines del Hotel Villavicencio fueron históricamente un espacio de recreación rodeado de naturaleza para los huéspedes del hotel que se quedaban por largas estadías. Fue diseñado por el emblemático estudio Carlos Thays y embellecido con especies exóticas de árboles acorde a un paisaje alpino europeo. Hoy, a pesar de haber sido restaurado en 1996, mantiene su diseño original.

David es el jefe de los guardaparques y trabaja en la Reserva Villavicencio desde 2011. Para él, cuando se trabaja en un medio natural, todos los días son distintos y maravillosos. Le encanta estar en contacto con el público y algo que le da una gran satisfacción es saber que sus esfuerzos para conservar el medioambiente harán que en el futuro otras generaciones puedan disfrutar y aprender de la naturaleza.

En el interior de la montaña, el agua Villavicencio pasa por un proceso de filtración natural mientras selecciona los 30 mejores minerales.

Roberto es guardaparques de la Reserva Villavicencio desde 2003. Sus dos grandes pasiones son las plantas y la historia argentina. Tanto es así que su ídolo es San Martín y cada día recorre los mismos lugares por los que él pasó justo antes de cruzar la cordillera.

Agua Villavicencio, Manzana & Té Marcela, una combinación única, de sabor suave, fresco y herbal. La Marcela es elegida por su aroma agradable e intenso, y por sus propiedades antioxidantes y digestivas.

Villavicencio junto a tres reconocidos chefs co-crean la receta perfecta, inspirados por la historia y riqueza de la reserva natural Villavicencio. Villavicencio De Autor: Agua, frutas & hierbas.

Este blend De Autor fue creado con agua Villavicencio, Pomelo & Rosa Mosqueta. Esta última tiene un fruto ligeramente ácido y es rico en vitamina C. Presenta una primera sensación a notas de frutos rojos a la que se le añaden sutiles notas de vino rosado y florales.

Nuestro equipo de 9 guardaparques recorre la Reserva cada día para mantener intacto cada rincón y cuidar la flora y la fauna que forma parte del origen de nuestra agua.

El origen del nombre Villavicencio se remonta al año 1680, cuando el capitán Joseph Villavicencio se instaló en el lugar atraído por las puras vertientes de agua de manantial y la belleza natural del entorno.

Estas montañas esconden el secreto de la pureza de Villavicencio: Cada gota de agua se infiltra en la montaña, reposa durante más de 22.000 años, pasa por un proceso de filtración natural y resurge pura y mineralizada.

Cerrar los ojos y abrir el resto de los sentidos. Una experiencia que hay que vivir en la Reserva Villavicencio para sentir nuevos aromas, conectarse con su fauna y escuchar atentos a los sonidos de la naturaleza.